No sé si estará mintiendo, si no se tan solo de una disculpa que nadie a pedido a un corredor y a un equipo que han emergido casi de la nada y que parece que pronto van a rozar la gloria. Pero a mí me parece honesto.
Una visión maravillosa del deporte, del éxito, de su conexión con la vida, la familia, el entorno, con la gente que te rodea. Wiggins no corre, pero sus palabras son válidas para cualquiera de los que sí lo hacemos.
"Si me dopara, podría perderlo todo: Mi reputación,
mi estilo de vida, mi matrimonio, mi familia y mi casa. Tod lo que he
conseguido, mis medallas olímpicas, mis títulos mundiales, la Orden del
Imperio que me fue concedida. Tendría que llevar a mis hijos a la puerta
del colegio en un pequeño pueblo de Lancashire y todo el mundo me
miraría sabiendo que he hecho trampa, sabiendo que, quizás, gané el Tour
de Francia pero después me pillaron. No es sólo por mí. Siempre he
vivido en el Reino Unido. Todos mis amigos del ciclismo están aquí y
también la mayor parte de mi familia. Mi esposa organiza carreras en
Lancashire, mi suegro trabaja en la federación de ciclismo y nunca
podría volver a mostrar su cara allí. Su familia lleva 50 años en el
ciclismo y yo les llevaría tristeza y vergüenza. No es sólo por mí.
También pondría en una situación de riesgo al [equipo] Sky, que
patrocina todo el ciclismo en todo el país. Doparse no merecería la
pena. Esto es sólo deporte y el deporte para mí no significa más que
otras cosas que poseo en la vida. Ganar el Tour a cualquier precio no
compensa ante la posibilidad de perder todo lo demás. [...] Lo que amo
es hacerlo lo mejor posible y trabajar duro. Si tuviera que tomar
drogas, pararía mañana y participaría en contrarreloj de diez millas
para aficionados y pedalear hasta la cafetería los domingos".
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