jueves, 21 de junio de 2012

¿Por qué corremos? 

"Hay algo tan universal en esa sensación, la forma en que correr reúne dos de nuestros impulsos más primarios: el miedo y el placer. Corremos cuando estamos asustados, corremos cuando estamos extasiados, corremos huyendo de nuestros problemas y correteamos en busca de diversión.
Y cuando las cosas empeoran, corremos más. En tres ocasiones, Estados Unidos ha visto ascender enormemente las carreras de larga distancia, y las tres veces han tenido lugar en medio de una crisis nacional. El primer boom ocurrió durante la Gran Depresión, cuando más de doscientos corredores impusieron la tendencia corriendo cuarenta millas diarias a través del país en la denominada Great American Footrace. Correr luego decayó, para volver a ponerse de moda en los años setenta, cuando el país luchaba por recuperarse de Vietnam, la Guerra Fría, las revueltas raciales, un presidente criminal y el asesinato de tres líderes amados. ¿Y el tercer boom? Un año después de los ataques del 11 de septiembre, las carreras de montaña se convirtieron de pronto en el deporte al aire libre de más rápido crecimiento en el país. Quizá fue una coincidencia. O quizá hay un disparador en la psique humana, una respuesta codificada que activa nuestra primera y mejor habilidad de supervivencia cuando sentimos a depredadores acercándose. En términos de liberación de estrés y placer sensual, correr es lo que tienes en tu vida antes de conocer el sexo. El equipo y el deseo vienen de fábrica, todo lo que necesitas es ponerte en marcha y disfrutar del viaje."

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