viernes, 18 de mayo de 2012

Idolos del Running (V): Paavo Nurmi,el fantasma finlandés.

La mayoría de nosotros( al menos los más jóvenes) asocimos el atletismo de fondo en alta competición al continente africano, al dominio de jóvenes keniatas, etíopes o marroquíes que en su mayoría aparecen, ganan y se van.  Pues bien, hubo un tiempo en que Europa y el "hombre blanco" dominaban las largas distancias. Y de un país tan alejado del actual epicentro del fondo mundial como es Finlandia surgió una generación que dominó el mediofondo y el fondo toda una década, con un atleta, Paavo Nurmi, que ganó casi siempre cualquier carrera en la que compitió. Esta es la biografía del mejor atleta olímpico de la historia.

Finales de 1917. El pueblo finlandés celebra la independencia del Imperio Ruso, tras una guerra civil entre sectores conservadores y el emergente movimiento bolchevique que sacude a la Rusia de los zares. Ha nacido una nueva nación, Finlandia, que va a asombrar al mundo con una generación de fondistas, los "finlandeses voladores", que va a ganarlo todo durante la siguiente década para mayor gloria de su recién creado país.

Pero veinte años antes, en la ciudad de Turku, nace en el seno de una famila humilde un muchacho llamado Paavo. La suerte no le sonríe en estos primeros años: queda huérfano de padre y se ve obligado a trabajar como mozo de carga en la estación de ferrocarriles, mientra se alimenta tan solo de pescado y verduras secas. Según confiesa más tarde, este régimen alimenticio, los rigores climáticos del norte y un trabajo agotador (ya que cobra por carga transportado) son la causas de su resistencia sobrehumana.

Pronto descubre el atletismo. Se da cuenta de que le gusta correr y apenas se cansa, pero es en durante el servicio militar cuando comienzan a florecer sus aptitudes. Su sueño es competir con Hannes Kolehmainen, la primera leyenda del atletismo y héroe nacional antes de la independencia. Kolehmainen ha triunfado en los vecinos Juegos Olimpicos de Estocolmo en 1912, donde ha conquistado tres medallas de oro y la simpatía de sus compatriotas, al declarar que recibir las medallas junto a la bandera del Imperio Ruso "ha sido algo que casi le ha hecho no desear la victoria".

Paavo, un joven tenaz e introvertido, decide dirigir su camino definitivamente al atletismo profesional y decide contactar con el  club deportivo Turun Urheiluliitto, al que representa durante toda su carrera deportiva. Y es allí es donde conoce a una persona clave en su desarrollo, Lauri Pihkala, su entrenador.

No me he resistido a investigar sobre  Lauri Pihkala, un hombre dotado de una personalidad al menos curiosa. Hombre de profusas ideas de extrema derecha, fue atleta olímpico de salto, velocidad y lanzamiento y posteriormente entrenador de atletas, pero también participó activamente en la guerra civil del país, participó en la propaganda de uno de los bandos, fue acusado de torturas y crímenes e incluso se vio involucrado en programa de eugenesis para atletas. Una personalidad interesante cuya visión sistematizada del entrenamiento y de la alta competición enganchan enseguida con el atleta.

Pero volvamos a Paavo. Junto con Pihkala, va a desarrollar una metodología de trabajo que le han llevado a ser considerado el primer atleta moderno. El joven se somete a  un régimen alimenticio calculado científicamente y a un rigor desconocido para entonces, pues su técnico revolucionó el trabajo físico en el atletismo basasando su preparación en ciclos períodicos de entrenamiento, alternando volumen e intensidad. En otras palabras, introdujo en el atletismo de fondo repeticiones de series continuas de 200/300 metros, cuando hasta ese momento el entrenamientos se asociaba tan solo a la realización de kilómetros y  más kilómetros. Contaba Pikhala que la idea le había venido cuando era niño y recogía la correspondencia de una oficina de correos alejada de la ciudad. Iba y venía corriendo y un día se le ocurio medir los pasos entre poste y poste, acelerando y reduciendo su ritmo entre ellos.

Esta metodología de trabajo, totalmente novedosa, potenció su carácter competitivo ligada a un durísimo régimen de entrenamiento que involucraba largas caminatas, arduas sesiones de gimnasia y carreras en pista. Además, Paavo cuenta con un marcado carácter perfeccionista, que lo llevan a ser denominado "el corredor matemático" ya que, rompiendo de nuevo con las pautas habituales en el entrenamiento de la época, el finés corre siempre con cronómetro, desarrollando un ritmo constante en carrera que le obliga a competir contra sí mismo, y no contrar los rivales. Los primeros resultados llegan pronto, y en 1920 bate el record nacional de 3000, justo antes de sus primera parcicipación en unos Juegos. En esta época Nurmi auna tres cualidades que lo convierten en un gran campeón: posee una altisima capacidad de resistencia en carrera, es capaz de desarrollar velocidad con facilidad y cuenta con una capacidad de recuperación sobrehumana. Además, es ambicioso, introvertido y obsesionado por triunfar

El siguiente punto en el camino son los Juegos Olimpicos de Amberes 1920,en  Bélgica, que marca dos hitos para la historia del deporte finladés. Por un lado es la última participación de Kolejmainen, que gana el martón con un nuevo record mundial. Por otro, aparece en escena una generación dorada que incluye a  Albin Stenroos,Ville Ritola y, por supuesto, Paavo Nurmi.

La experiencia, sin embargo, no arranca todo lo bien que Nurmi espera. Su primera prueba de fuego en la pista belga es el5 mil metros.  El finlandés apura en demasía el sprint final, en los últimos metros es superado por el francés Joseph Guillemot, quien lo relega a la segunda plaza. El francés tiene la gloria de ser el único corredor no finlandés que derrotaría a Paavo en una prueba olímpica.
Nurmi analiza la derrota y conciente de su error, se promete no fallar en la siguiente. Así, en los 10 mil metros el finlandés mantiene un ritmo demoledor de principio a fin y  destroza a sus rivales para ganar el oro. Le siguen otras dos medallas de oro en los 8 kilometros de campo a través (que en los primeros juegos estaba incluida en el programa de pruebas) que le hacen volver a casa como un triunfador.

Los años que siguen a la cita de Amberes, de hecho, son muy productivos, con récords a granel.
 

Paavo Nurmi (Antwerp 1920).jpgCon veintisiete años, le espera París para su segunda cita olímpica. En la capital francesa no hay quien le bata. Cinco de cinco, gana el oro en las cinco pruebas en las que participa: 1.500, 5.000 -esta vez sí-, 5.000 campo a través individual y por equipos y 3.000 por equipos, en apenas seis días. No revalida el título de 10.000 porque su comité no le deja correr pensando en su integridad física.
Pero, más que los triunfos en sí, que son espectaculares, llama la atención cómo los consigue. Gana el 1500 y el 5000 batiendo los records del mundo, en  un mismo día y con sólo una hora de descanso entre ambas  pruebas. Si tenemos en cuenta que las crónicas hablan de que aquél fue uno de los días más calurosos en la historia de París y que las asfixiantes temperaturas causan tal cantidad de colapsos y desmayos que el COI decide anular las pruebas de cross, la hazaña se convierte en algo casi impensable a día de hoy y una muestra de la extraordinaria capacidad de recuperacion.

La prensa francesa se vuelca con el atleta, cuyas capacidades atléticas, su revolucionario método de entrenamiento y vida novelesca llenan páginas y más páginas de periódicos. La revista francesa ‘Miroir des Sports’ es la que primero destaca el asombroso paso del finlandés por París, pues a su juicio “lo de Paavo Nurmi va más allá de los límites de lo humano”. El carácter ultracompetitivo del  finlandés además es una fuente de anécdotas y exageraciones, de esas que tanto gustan al periodismo: a los pocos días aparece en prensa que Nurmi, nada contento con la decisión del Comité Finlandés de no dejarle participar en el 10.000, saltó a una pista lateral a los pocos minutos y corrió la misma distancia mejorando la marca del ganador, su compatriota Ritola.

Tras los juegos, y tal como su ídolo Kolejmainen hizo en los últimos años de su carrera, Paavo decidie probar suerte en Estados Unidos, quizá la cuna del atletismo moderno.Participa en 55 carreras, perdiendo solo una de ellas. La prensa le idolatra y busca nuevos apodos: ‘El Fantasma Finlandés’ y ‘La Gran Maravilla Finlandesa’.
 

Pero tanta actividad le acaba pasando factura. Con 28 años no tiene la misma energía de la juventud. Cada vez las distancias se estrechan, ya no bate records con tanta frecuencia y le cuesta más esfuerzo ganar.  De hecho, ya no consig batir los récords mundialuees que fija en 1924 (3.52,6” en 1.500, 14.28,2” en 5 mil y 30.06,2” en 10 mil).

La siguiente cita Olimpica es Amsterdam 1928. Con 31 años, ocho medallas de oro y una de plata colgadas en el pecho, sólo el compromiso de una segunda gira en Estados Unidos motiva a Paavo a volver a los juegos. Además, quiere dejar paso a otros corredores de su país, o al menos eso dice él....

Suma su novena medalla, ganando el 10.000 (la prueba que le negaron en la edición anterior) y es plata en 5000 y 3000, donde es derrotado por sus compatriotas Ritola y Loukola.


En 1929 lleva a cabo su comprometida segunda gira por Estados Unidos y logra sus últimas azañas: bate  los récords del mundo de las 6 millas, en junio en Londres, y en la prueba de 20 kilómetros, en septiembre en Estocolmo. Paavo anuncia que, tras 15 años corriendo, empieza a plantearse una retirada de las pistas.

Nada más lejos de la realidad. Nurmi comienza a entrenar duro de cara a los Juegos Olímpicos de Los Angeles, fijados para 1932. Quiere intentar revalidad su título en el 10.000 y seguir los pasos de su ídolo Hannes Kolehmainen, con una medalla de oro en el maratón. Pocos meses antes, sin embargo, vino la gran decepción. La Federación Internacional de Atletismo Aficionado suspende a Nurmi de competir internacionalmente tras ser acusado de recibir dinero por correr en su segunda gira por Estados Unidos, lo que le convertiría de forma automática en profesional. Debemos recordar que, en aquella época, los Juegos están restringidos únicamente a deportistas aficionados.

Pese a esta prohibición y a una lesión en un pie, Paavo viaja a Los Angeles para seguir entrenando, a la espera de que una apelación al fallo del organismo le permita participar de los Juegos.Pero nada cambia el castigo inicial y tiene que  ver la entrada de los atletas desde la grada.



Pese a la suspensión internacional, la Federación finlandesa no acepta el castigo a su gran estrella y le permite seguir compitiendo como “aficionado nacional” hasta 1934, cuando es despedido de las pistas por sus compatriotas como un heroe.
 

Tipo inteligente en la pista, trasladó su carácter a los negocios una vez retirado, lo que le permitió amasar una fortuna y vivir cómodamente.
 
Su carrera tiene aún una ultima prueba: El Comite Olímpico Internacional le exonera de toda culpa en 1952, con motivo de los Juegos de su país, y le otorga el honor de encender el pebetero olímpico. Se erigen estatuas en la puerta del estado, en Lausana, y su nombre se asocia fuertemente a los Juegos de Helsinki. 
 
Pero creo que a Nurmi todo eso debió de darle igual. A él lo que debió importarle es que en su país es considerado un auténtico héroe. Pero también lo es para el olimpismo. Un atleta difícil de imitar... y de superar, con número estratosféricos.
Y es que en su carrera batió  más de 25 records del mundo en distancias tan dispares como los 1.500 metros o los 20 kilómetros.Participó en nueve disciplinas olímpicas, en todas ellas obtuvo el oro, siendo hoy por hoy el atleta con más oros en una misma edición y el tercer deportista con más metales, sólo superado por Larisa Latynina y Michael Phelps.


Muere en 1973 y su funeral tiene carácter de Estado.


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